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La evaluaci n adecuada del teatro lorquiano no debe olvidar el marco en que naci y se desarroll un marco m s que problem tico, al que defin a la apoteosis del teatro comercial, en el peor sentido del t rmino, y donde las empresas de relieve eran escasas. Cuando Lorca, en carta a su amigo Melchor Fern ndez Almagro, de 1926, hablaba, desazonado por sus in tiles tentativas de estrenar Mariana Pineda, de una poca en que no hay teatro y tenemos que resignamos, no incurr a en hip rbole alguna. Todo lo que existe ahora en Espa a est muerto -escrib a a su familia desde Nueva York-. O se cambia el teatro de ra z o se acaba para siempre. No hay otra soluci n; teatro de y para puercos. As , un teatro hecho por puercos y para puercos, declaraba en 1933. Federico Garc a Lorca (1898-1936) fue un poeta, dramaturgo y prosista espa ol, tambi n conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generaci n del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura espa ola del siglo XX. Como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro espa ol del siglo XX, junto con Valle-Incl n y Buero Vallejo. Muri fusilado tras el golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil Espa ola un mes despu s de iniciada esta.